Visitar Zúrich, una joya suiza en el centro de Europa

Visitar Zúrich, turismo
Guillaume Vachey

Asociado su nombre a finanzas, la ciudad más grande de Suiza tiene múltiples opciones de atractivos para el turista. Visitar Zúrich comprende la mezcla de historia, naturaleza y cultura a orillas del lago más limpio de todo el continente. Todo el sabor suizo está comprendido en esta metrópolis que se mira en el espejo del agua en la que nadan cisnes.

Coronada por la cresta blanca de los Alpes, Zúrich enamora a quien lo visita con servicios de primera calidad, una esmerada arquitectura que narra el paso de los siglos por la ciudad, y una infraestructura turística que la respalda como un destino de primera. Está comunicada con toda Europa y el mundo, y su transporte público es de primera calidad.

Motor económico suizo, en su suelo están asentadas muchas de las compañías más importantes de Europa, atraídas por su régimen impositivo especial. Centinela del río Limmat y extendida en su desembocadura en el lago de Zúrich, una visita a la ciudad no dejará a nadie indiferente.

Visitar Zúrich, perderse en su centro histórico

El centro histórico de la ciudad está enmarcado en el primer distrito de la ciudad y rodea la desembocadura del río. Es imprescindible un recorrido en esta zona al visitar Zúrich, paseando tranquilamente por las orillas fluviales y entrando a la Abadía de Fraumünster, un impresionante templo con vitrales de Marc Chagal.

Cuando la luz atraviesa las obras, el templo queda lleno de las formas caprichosas del color en el aire. También hay que pasar por la Gran Catedral, llamada Grossmünster, un templo de papel decisivo en la reforma protestante que dividió la Iglesia. Es un imponente edificio que lleva más de un milenio construido en estilo románico con elementos del gótico.

Todas estas calles de la zona histórica de Zúrich conservan el aire monumental de la arquitectura germánica. La Bahnhofstrasse está considerada la tercera calle más cara del mundo, flanqueadas sus aceras por sucursales de las más prominentes firmas de la moda universal. Los coquetos y funcionales tranvías recorren buena parte del centro histórico, aportando otro elemento de distinción al panorama urbano de la ciudad.

Museos de Zúrich, para todos los gustos

Visitar Zúrich no estará completo si no se pasa por sus museos. Como buena metrópoli europea, la ciudad cuenta con un catálogo extenso de galerías y pinacotecas. Entre ellas destaca el Museo de Arte, una formidable colección artística que incluye obras de Monet, Munch, Picasso, Lipchitz, Van Gogh y Matisse.

Otra imperdible visita es el Museo Rietberg, dentro del Rieterpark. El parque en sí es un espléndido oasis verde en el centro de la ciudad y la colección del museo incluye artistas no europeos, en distintas técnicas. Tienen un variado calendario de actividades y exposiciones de vanguardia.

Como sede de la Federación Internacional de Futbol Asociación, la Fifa, en Zúrich funciona un espectacular museo de la historia del balompié. Se trata de una impresionante muestra interactiva y tecnológica que no puede ser dejada de lado por los fanáticos de este deporte.

Otros interesantes museos al visitar Zúrich son el Museo Zoológico, con una completísima muestra de animales de una gran variedad de especies; y el museo del Reloj, en el sótano de una tienda, en el que se reseña un aspecto tan importante de la vida comercial e industrial de Suiza como la relojería.

Chocolates y quesos, para deleitarse

Suiza es conocida en el mundo, entre muchas cosas, por los chocolates y los quesos. Perderse por las calles del centro histórico, sentarse en alguna cafetería y disfrutar de estos manjares durante su visita. Una fondue es un exquisito plato de queso derretido que se puede degustar en uno de los muchos restaurantes que tiene la ciudad.

Conectada por su aeropuerto internacional con toda Europa, Asia, América y África, la ciudad está abierta a los cuatro vientos. Su estación ferroviaria tiene frecuencias diarias con Alemania, Francia, Italia y Austria y tiene opciones de alojamiento para todos los bolsillos y gustos. Visitar Zúrich es un regalo al alma.

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